In bruges es una de esas películas raras que gustan por lo intrigante de su trama. 2 asesinos a sueldo, Ray (Colin Farrell) acompañado por Ken (Blendan Gleeson) son enviados al pueblo de Bruges, Bélgica después de cometer un error. Ahí deben esperar hasta nuevo aviso, según las ordenes dadas por su jefe Harry (Ralph Fiennes). Mientras Ken decide salir a disfrutar de las amenidades locales, Ray hace todo lo contario, se queja de la poca vida nocturna, de la falta de distracciones interesantes y de lo aburrido (en pocas palabras) que es Bruges; hasta que se topa con una producción de cine, conoce a un enano actor, y tiene un romance con la asistente de producción Chloé (Clémence Poésy). Pero Ray a pesar de su nuevo entorno no puede estar en paz, ya que por accidente mató un niño. Sus remordimientos cada vez son mayores, y lo están sumergiendo en una depresión. Mientras tanto Ken por fín recibe noticias de su jefe Harry, y no son muy buenas: tiene que matar a Ray.
Una película muy interesante, que gusta por lo diferente de la trama. Tiene el look indie que caracteriza estas producciones: locaciones y ambiente intimistas, escenas con poca iluminación, etc. Pero es precisamente esto lo que le da más interés y magia a “In Bruges”, película que abrió el festival Sundance 2008. Dirigida por Martin McDonagh, un escritor de obras de teatro que ganó el oscar por su cortometraje “Six Shooter”, donde también actúa Brendan Gleeson mejor conocido por interpretar al mago Mad Eye Moody en Harry Potter y el cáliz de Fuego (Harry Potter and the Goblet of Fire).
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